Una joya histórica en el corazón del Alto Minho, Portugal. Esta finca del siglo XVII combina patrimonio, producción vinícola y turismo rural de lujo en un solo activo con triple rentabilidad.
Con una historia de más de 400 años, esta propiedad fue originalmente residencia de los gobernadores y capitanes mayores de la región, conservando aún hoy su escudo nobiliario. Durante las Guerras Napoleónicas, fue cuartel general del Marqués de la Rosière. En 1987 fue reconvertida en alojamiento turístico, manteniendo una decoración tradicional con techos abovedados, azulejos portugueses y mobiliario de época.